Podríamos empezar diciendo, que Lucía antes de salir fuera
del vientre materno no paraba de moverse arriba y abajo, pero claro, eso no
quiere decir nada.
El tema de subirse por las paredes comenzó a los 6 meses, y
cada vez que lo recuerdo lamento no haberlo fotografiado. Una tarde nos la
encontramos de pié en el parque/cuna donde la solíamos dejar jugando,
desafiando ya la ley de la gravedad, con las piernas temblando y firmemente
agarrada con sus deditos a la red ahí estaba ella de pie cuando en teoría
(y solo en teoría) con ese tiempo no pasan de mantener el equilibrio sentados
sin nada más que les sujete.
Lo de su amor por las alturas suponemos (porque no le damos
otra explicación) que es porque siempre prefirió ir a caballito sobre nuestros
hombros mirando el mundo desde arriba, que a ir en el carro. La bolsa esa que
compramos que nos costó una pasta enorme para llevar a la peque contra el
pecho, apenas la gastamos un par de veces, y para moverse por ahí habían dos
opciones, a caballito o bronca.
A los 8 meses ya empezaba a caminar y pese a por consejo de la pediatra intentar retrasar en lo posible el que no caminara tan pronto, hubo un momento en el que ya nos fue imposible evitarlo, llegaba antes a los sitios caminando que gateando. Tenía
10 meses y se recorría la casa por todas partes.
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20 de febrero de 2005 con toda la casa llena de protecciones |
A los 15 meses ya era capaz de subir al sofá sin ayuda.
17 de julio de 2005 en una casa rural de Ares del Maestre